). Con la muerte de su padre (1879) regresa a São Luís, donde comienza a escribir. Dos años después publica O Mulato, con la que choca con la sociedad por la forma cruda de la novela, desnudando la cuestión racial, habiéndose ya el autor alineado con la causa abolicionista.
El éxito de esta obra le posibilita el regreso a la capital del Imperio, donde escribe sin parar nuevas novelas, cuentos, crónicas e incluso piezas teatrales.
Ya como diplomático en 1895, arriba finalmente en 1910 a Buenos Aires, ciudad donde fallece, menos de tres años después.
Fue miembro fundador de la Academia Brasileña de Letras, entre los años 1897 y 1913, en la que ocupó el sillón número 4, bajo el patronato de Basílio da Gama.